10 de agosto de 2006

"EL SOCIALISMO NO LLEGA POR ARTE DE MAGIA"

entrevista publicada en revista Punto Final en julio de 2006.

Felipe Melo, dirigente del Movimiento Nueva Izquierda

"El Socialismo no llega por arte de magia"


“Somos un grupo de jóvenes decididos a construir en la política nacional un nuevo camino para la participación ciudadana. Un camino que rompiendo los exiguos márgenes de ‘lo posible’, decida vencer también la exclusión confortable que viven muchos grupos, hoy acostumbrados al calor complaciente de las ideas no probadas”. Así, desafiante, pero sin grandilocuencia, se define el Movimiento Nueva Izquierda en la convocatoria a un encuentro que organizó en mayo pasado para debatir “acerca de la posibilidad de construir una nueva Izquierda en nuestro país”.

Este grupo, que aspira a organizarse como partido político “a partir de la articulación con diferentes organizaciones de Izquierda democráticas y progresistas”, está integrado por la generación que ha conducido la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) desde 1995 -cuando se refundó la Federación- hasta hoy, obteniendo importantes logros en la democratización y financiamiento universitario a través de una lucha persistente marcada por una clara línea de continuidad. Entre sus integrantes fundadores se encuentran ex presidentes de la Fech, como Rodrigo Roco, Marisol Prado, Iván Mlynarz, Alvaro Cabrera, Julio Lira, Rodrigo Bustos, Felipe Melo y Nicolás Grau-actual presidente de la Federación-, estudiantes, jóvenes profesionales y trabajadores de la cultura. También se han sumado personas de conocida trayectoria política como Manuel Guerrero Antequera y Etiel Moraga. La mayoría son ex militantes del Partido Comunista.

No es el caso de Felipe Melo, quien en materia de militancia se declara “invicto”, hasta ahora. A sus 25 años, el ex presidente de la Fech (2005) estudia ingeniería civil, es senador universitario y uno de los coordinadores del Movimiento Nueva Izquierda. Dice que este movimiento se encuentra culminando una etapa de construcción interna-iniciada formalmente en noviembre de 2005- y en pleno crecimiento. En la última elección presidencial, sin identificarse con ninguna coalición, votaron por Tomás Hirsch en la primera vuelta “por instalar algunos temas ausentes en el debate político actual”, y anunciaron anticipadamente que votarían por Michelle Bachelet en la segunda vuelta para “evitar que la derecha sume el Poder Ejecutivo a la hegemonía que ya ostenta”.

¿Qué los caracteriza como grupo?

“No estamos pegados en la típica nostalgia de la Izquierda chilena. Reconociendo nuestra historia reciente, miramos fundamentalmente el presente y el futuro. Somos un grupo universitario de acción que pasa a una nueva etapa de madurez, para abocarnos a la política nacional. El rol público no termina al egresar de la universidad. Todo lo contrario. No estamos dispuestos a renunciar a eso. Por otro lado, ningún partido político nos ha dado cabida”.

Aunque muchos fueron militantes comunistas...

“Sí, la gran mayoría de los ex presidentes de la Fech fueron comunistas. Vemos al PC como el ‘pez gordo’ de la Izquierda chilena. Esa es una constatación, y en función de eso tenemos que actuar. Pensamos que las complicaciones que ha tenido el PC, al menos en los últimos quince años, no tienen solución endógena. Es decir, todo lo bueno que pueda ser el PC tiene que venir desde afuera. Y lo mismo ocurre con cualquiera organización de Izquierda. Creemos que hay espacio y que están los líderes para la existencia de un nuevo núcleo en política -que puede llegar a tener la formalidad de un partido-, con capacidad para articular diferentes sectores y una mayoría de personas de nuestra sociedad. ¡Porque no pretendemos generar un nuevo movimiento o partido para pelearnos el 5 por ciento de la Izquierda extraparlamentaria !”.

Cuando dicen ‘articular’, ¿están pensando en otros sectores o grupos de Izquierda?

“Nuestro objetivo no es unir los grupos que conviven en la Izquierda extraparlamentaria, ni pretendemos trabajar con gente que quiere quedarse fuera del sistema político. Estamos dispuestos a asumir responsabilidades, con todo lo que eso significa. Conocemos las complejidades del sistema político chileno -que en cierta medida son parte de un fenómeno mundial- y no dedicaremos nuestros esfuerzos a tratar de convencer a antiguos personajes que circulan en torno a estas ideas, pero detrás de los cuales muchas veces no hay ningún trabajo concreto. Con Fuerza Social y Democrática, y con la SurDA nos hemos encontrado en los últimos meses trabajando codo a codo por objetivos y en condiciones muy similares. Se ha generado así un grado de confianza grande. Hemos tenido un contacto muy cercano en la Fech. Con Fuerza Social no sólo hemos trabajado por cercanía política, sino también por lo que ha significado su trabajo en el Colegio de Profesores. El año pasado trabajamos en la constitución del frente por el derecho a la educación, y este año en el Consejo Asesor de Educación de la Presidencia. Estamos haciendo una apuesta decidida a construir políticas de manera firme, participativa, con ideas y prácticas muy claras. Evidentemente, estamos dispuestos a recibir a quienes se sientan llamados por esta idea”.

MAS ALLÁ DE LO POSIBLE

Ustedes critican la ‘automarginación’ de cierta Izquierda de la lucha electoral.

“No sólo hay marginación, sino automarginación de un sector importante de la Izquierda que sigue criticando con los viejos manuales de la política, y no genera políticas nuevas. Eso es muy cómodo, porque no se producen contradicción ni contraposición de ideas. No compartimos esa postura. Un partido político que no va en busca directa de cargos de representación y de poder, no es un partido político. Nosotros estamos dispuestos a hacer un esfuerzo propositivo para generar una alternativa -que puede ser correcta o no- y a experimentar sus resultados. Nuestro objetivo no es rearticular la Izquierda chilena, sino lograr que Chile viva mucho mejor que ahora. Pensamos que se debe construir un camino directo hacia ese objetivo, lo que no significa conformarse con hacer las cosas ‘en la medida de lo posible’. Pero si tenemos una reforma previsional al alcance de la mano, hay que generar un proyecto claro que se pueda apoyar con un movimiento social masivo, con presión, con movilizaciones. Perfectamente podemos obtener un cambio en ese aspecto sin que se tenga que producir un cataclismo que cambie el sistema político chileno por un sistema socialista. Creemos que esa es la manera convocante de emprender este camino, en vez de plantearse las grandes contradicciones que nos lleven a la revolución en un momento específico”.

O sea, cambios de acuerdo con la fuerza que se tenga en el contexto actual.

“Sin duda, estamos en un período de acumulación de nuevas fuerzas para producir cambios mayores. Pero al menos nuestra experiencia nos ha hecho evidente que los cambios parciales hacen que el poder de las fuerzas progresistas vaya aumentando, y eso nos hace tener esperanzas en que los desafíos más grandes que debemos enfrentar en los próximos años sean resueltos de mejor manera”.

En su documento de debate plantean conquistar una alcaldía que hoy esté gobernada por la derecha. ¿Es uno de sus objetivos?

“Es una meta concreta de mediano plazo. En el documento también lo planteamos como provocación para quienes dicen que se han cerrado todas las puertas para la Izquierda en este sistema excluyente. Basta mirar una planilla con resultados electorales para darse cuenta que hace tres años fue posible elegir alcaldes de Izquierda en comunas que hoy están gobernadas por la derecha. Incluso bajo este sistema excluyente se puede lograr representación de grupos progresistas, de nueva Izquierda, en los municipios. Para nosotros, es una meta para las próximas elecciones municipales, en alianza con otras fuerzas”.

¿Qué formas de lucha son válidas?

“Las formas de lucha deberían ser todo lo diversas que permita la participación ciudadana. Eso excluye la violencia, no por fundamentalismo, sino porque cualquiera manifestación violenta, hoy, deja afuera a la población chilena. Basta ver lo que fue la marcha del Foro Social Chileno en 2004. Cuando hay una convocatoria clara en la que se invita a participar a toda la familia, tenemos más de 50 mil chilenos diciendo ‘No me gusta esto, estoy por una opción distinta’. Que un grupo político no sea capaz de verlo y se dedique a convocar a 20 ó 30 personas para lanzar piedras o enfrentar a Carabineros, no le veo sentido. En nuestro caso, renunciamos a la violencia como forma de obtener poder político y hacemos una invitación concreta a las más amplias expresiones ciudadanas a conseguir, mediante la generación de ideas y propuestas, lo que nos hemos planteado como objetivos, al menos en el corto y mediano plazo”.

¿Podría precisar esos objetivos?

“Se podrían definir muchos objetivos. Desde lo más general, como la justicia y la igualdad social, y que los chilenos vivamos de mejor forma -no en 50 años más, sino que en 5 ó 10 años-, hasta objetivos específicos. Por ejemplo, producir todas las reformas estructurales que requiere nuestro sistema político y que no se han producido en estos 16 años, como las reformas del sistema electoral, de la Constitución Política, de los sistemas previsional, de salud y, evidentemente, educacional. Son grandes ejes de las políticas públicas que bajo la fórmula de la Concertación se han abordado ‘en la medida de lo posible’. Hay que ir mucho más allá de lo posible. En ese sentido, el gran déficit de la Concertación es que no ha visto en los movimientos sociales un aliado para extender con movilizaciones la línea de lo posible. El millón de estudiantes movilizados para rechazar la Loce hace evidente que los parlamentarios, legítimamente elegidos, no están representando lo que quiere la mayoría de los chilenos. Por tanto, se requiere otra salida, como la que generó la presidenta. Por ahí tienen que ir los grandes cambios. Quizás el trabajo de un nuevo partido político no se organice en función de bases o células territoriales, sino de objetivos concretos que impliquen reformular áreas importantes de la política pública. Lo mismo puede pasar con el tema ambiental, que ha ganado protagonismo no solamente con proyectos contingentes -Pascua Lama y otros- sino porque existe una creciente preocupación por el entorno y porque la acción humana tiene externalidades que hoy no se están considerando. En torno a ese problema se pueden generar proyectos y cambios importantes que no encajan dentro de los estrictos márgenes del sistema actual. Van a ir rompiéndolo cada vez más, moldeándolo de acuerdo con lo que quiere la mayoría de los chilenos”.

En el caso de la educación, ¿le parece que el Consejo Asesor producirá cambios de fondo en la Loce, por su composición y el gran número de sus miembros?

“Personalmente, me gusta mucho que en un debate sobre este tema esté una empresaria de la educación como Patricia Matte frente al ‘Comandante Conejo’ (Juan Carlos Herrera, vocero de la Asamblea de Estudiantes Secundarios). Esos espacios públicos de diálogo directo le hacen falta a nuestro país. Existe consenso en el ‘No a la Loce’, pero me parece que no está claro qué queremos. Eso tiene que surgir de manera muy participativa, de una discusión importante. Por tanto, saludo esta iniciativa más allá de la composición del Consejo”.

¿Aun cuando no se logre lo que pedían los estudiantes?

“El movimiento secundario ha tenido un logro gigantesco. Pero pienso que no están claras las modificaciones que quieren lograr en la Loce, ni cuán excluyentes son la libertad de enseñanza y el derecho a la educación. Tampoco están claras las metodologías que se requieren para garantizar o fomentar la calidad en educación. Existen múltiples alternativas, las soluciones no son triviales y debe existir consenso en la población para emprender esos cambios. Hoy, generar una nueva ley orgánica constitucional para la enseñanza es una necesidad y ése es un gran triunfo del movimiento estudiantil secundario. Ahora viene la etapa de discusión, de contraposición de ideas, en que tienen que participar todos los sectores políticos y sociales. Por eso me parece positivo el Consejo Asesor, ya que abarca un amplio espectro. Puede estar sobrerepresentada la derecha y el pensamiento liberal, pero lo que importa no es el número, sino las propuestas de fondo, las ideas. Y en eso creo que un dirigente secundario, con la capacidad que han demostrado, equivale a 50 Patricias Matte y a 40 Andrés Velasco”

PATRICIA BRAVO


Las alianzas más allá de la Izquierda


¿Cuál es su postura frente a la Concertación?

“No somos y nunca seremos parte de la Concertación. Pero pensamos que los aliados, nuestros potenciales compañeros de ruta, están en sus filas. Hay que sacarse de la cabeza la idea que la Concertación es un cuerpo homogéneo. En torno a objetivos y proyectos concretos hay que sumar a todos los que estén de acuerdo, de cualquier sector de la Izquierda, de la Concertación e incluso de la derecha, si hubiera coincidencia. Los cambios que queremos hacer requieren un respaldo mucho mayor, que va más allá de los distintos grupos de Izquierda”.

¿Están en contra del modelo económico neoliberal? En sus documentos se refieren al totalitarismo de mercado.

“Absolutamente, pero eso dice muy poco. Las alianzas no pueden darse en función de ser o no antineoliberal, como parecía plantearlo el ‘Juntos Podemos’. El modelo neoliberal tampoco es homogéneo, sería muy simple entender el mundo globalizado como un mundo unipolar donde todos los gobiernos se desarrollan de la misma manera. También ‘anticapitalista’ es una definición muy simple. Si le preguntamos a la gente de la Concertación, todos dirían que se sienten anticapitalistas. Hasta Sebastián Piñera, y más de alguien de la UDI, podría decir lo mismo. Y cerca del 90% de los chilenos debe sentirse antineoliberal. Son palabras vacías que sirven para los panfletos, pero no para definir a un grupo político. Pensamos que no hay que encasillarse. Sé que en estos tiempos el problema es la ausencia de banderas, pero hoy la principal bandera es lograr que haya más gente participando en política por una mejor calidad de vida para los chilenos, sobre todo para los más desposeídos”.

¿No es inmediatista esa visión del quehacer político?

“Mucha gente me tilda de ‘pragmático’. Pero estamos intentando generar un movimiento político que tenga perspectivas de largo plazo, que pueda producir cambios importantes en nuestro país. ¿Hay algo más idealista que eso? Si queremos ampliar el círculo de gente que participe, hay que demostrarles que su participación es necesaria y que puede generar resultados concretos en un plazo razonable. ¡No vamos a esperar 50 años a que llegue el socialismo por arte de magia! Es otro mito que hay que vencer”.

La principal experiencia la han tenido en la lucha universitaria. ¿Han probado sus políticas en otro sector?

“Hemos tenido poca experiencia de alianzas con otros sectores sociales, y cuando uno se plantea objetivos tan complejos es algo imprescindible. Nosotros reconocemos lo que somos: un grupo de estudiantes o egresados de alta calificación, de formación intelectual. La mayoría de nosotros proviene del quintil más rico de la población. Es evidente que quienes participan hoy en política no son del pueblo y que los cambios van a venir -lo demostró el movimiento secundario- cuando la gran mayoría postergada de nuestra sociedad participe en discusiones con estas ideas. O con otras, porque nosotros podemos estar equivocados. Es un desafío que tenemos por delante”

P.B.

(Publicado en Punto Final Nº 618, 30 de junio, 2006)

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