9 de septiembre de 2008

El beso

El beso dura lo que una infinita procesión de sensaciones que retrotraen a un solo segundo la totalidad de las experiencias pasadas. Entre las lenguas de ambos se mezclan sus historias, sus vidas, los caminos recorridos. Es un instante previamente escrito, tan fugaz como profundo. Cada uno de ellos sabe perfectamente, cada uno por separado y los dos al mismo tiempo y en completo acuerdo, que esos segundos en que sus labios se encuentran, en que sus bocas se abren y en que, con fiera sutileza, sus lenguas se buscan, son tan únicos como la colisión de dos cometas que han orbitado ya miles de veces y durante millones de años el universo. Sólo un azar cósmico permite un encuentro irrepetible. Pero los cometas se destruyen, su vida acaba ahí. Ellos no. Tiemblan, se tambalean, hasta parece que se disuelven en incontables moléculas. Acabado el beso que duraría para siempre el único rastro que de él queda es el abrazo diluyéndose, las caricias apartándose y los cuatro ojos que dejan de mirarse sin dejar de verse. Es esa mirada directa, profunda, de rostros que apuntan en distintas direcciones, la única huella permanente, perenne de aquel beso que los fundió en uno solo. Una mirada que no ve expresiones, gestos, cuerpos, sino almas, anhelos, ansiedades. No ve miedos sino resignación, no desasosiego sino la calma precisa y constante de quienes saben que el pasado pasado es y que el futuro no les pertenece, que sólo tienen como certeza un presente anacrónico, omnipresente y efímero...

No. El futuro no les pertenece. El beso tampoco. Tan sólo sienten las alas adosadas a sus espaldas y emprenden el vuelo. Vuelan demasiado lejos, donde nadie nunca los alcanzaría. Vuelan también demasiado alto, sabiendo que el sol derretirá la cera que une las plumas que los elevan. Su presente es así, plenamente conciente pero agitado desde lo más profundo de sus entrañas. ¿Importa acaso precipitarse al vacío? Pueden elegir pensar, meditar, sopesar. Deciden que el autónomo batir de alas los encumbre, ajenos a los caprichos de la fortuna, a ese momento de perfección que sólo está reservado a los dioses. Vislumbran esa perfección, la ven de frente, la tocan y, en el transcurso de un abrir y cerrar de ojos, labios y abrazos, la viven.

Entonces el calor ¿del sol? ¿de ellos mismos? derrite implacablemente la cera. Las alas se desgajan. El beso sube, ellos caen...

Luego del estrépito, en medio del polvo que se disipa y las plumas que caen, se incorporan lentamente. No han caído demasiado lejos el uno del otro aunque la distancia parece mayor que la de sus cunas. Vuelven a mirarse como no han dejado de hacerlo desde que el beso comenzó. Sollozan una sonrisa. Quieren más, es cierto, pero el fabuloso momento que acaban de construir llena por completo el inmenso vacío que los arrasa. Aun sabiendo que esto no debería haber ocurrido jamás saben que si tuviesen una, vedada, nueva oportunidad, o más bien, que si pudiesen vivir una vez más el mismo momento, los hechos ocurrirían exactamente del mismo modo que acaban de hacerlo. No importa cuantas veces emprendan el beso. El resultado será, una y otra vez, inevitablemente, el mismo.

Quieren llorar. Lo hacen. Impotentes, se dedican un abrazo mutuo a través del cual no se tocan. Es un abrazo que atraviesa ciudades infestadas de gente, montañas repletas de nieve, ríos completamente poluídos, selvas desforestadas, pirámides ruinosas. No se tocan. Aun sin moverse, se distancian. El beso, imposible y eterno, es irrepetible porque es inconcebible. Ahora mastican amargura y dan la espalda a la felicidad que les está prohibida. Ambos tienen caminos que caminar. El beso parece ahora un desafortunado accidente que no ha hecho más que demorarlos en su recorrido. Enjugando sus lágrimas se abandonan a la resignación final e intentan mirar hacia adelante donde los esperan sus vidas. Es en esa dirección que encaminan sus pasos. Los ojos miran al frente, pero la vista está clavada atrás. Llevan el beso atesorado, cautivo, relegado en el fondo de sus almas. Nunca antes vivieron un beso como ese, y nunca después lo harían nuevamente. Aprietan puños y mandíbulas, pisan firme en dirección obligada, templan el corazón.

El beso está definitivamente acabado. Al mismo tiempo, el beso los acompaña. Lo sueñan, lo sienten cada noche, lo viven y reviven cada vez que, al borde del beso, sienten sus pies clavados al piso cuando intentan emprenderlo nuevamente.

M.T.

10 de marzo de 2008

CON MEMORIA Y ALEGRÍA ADELANTE POR LA VIDA

CON MEMORIA Y ALEGRÍA ADELANTE POR LA VIDA
SÁBADO 29 DE MARZO 2008

JORNADA ARTÍSTICO CULTURAL PARA TODA LA FAMILIA
EN RECUERDO DE PARADA, GUERRERO Y NATTINO
INVITA: CIUDAD ELEFANTE

Los elefantes tienen una memoria prodigiosa, pueden memorizar centenares de sonidos y olores entre ellos y de manera muy especial, los de su tribu. También pueden reconstruir mentalmente un mapa de los lugares visitados y de las distancias recorridas por su familia. Los elefantes no olvidan a los suyos e incluso hay estudios que demuestran que llevan luto por los ausentes. Pero se dice también que no sólo son capaces de almacenar recuerdos, si no que también de resignificarlos permanentemente.

Estos elefantes no quieren que la vorágine de la ciudad les prive del recuerdo. Buscan retransmitir su memoria, dar continuidad a su relato, para que este lugar siga enunciando el recuerdo como un regalo a las nuevas generaciones, para convocar a la vida, la verdad y la justicia.Estas ideas fueron las que nos motivaron hace un año a convocar masivamente a recordar la vida, el secuestro y posterior asesinato de José Manuel Parada, Manuel Guerrero y Santiago Nattino, ocurrido el 29 de marzo de 1985, en el ex frontis del Colegio Latinoamericano de Integración, en una jornada cultural de seis horas de duración en El Vergel con Los Leones, en la comuna de Providencia, al que asistieron mil personas –niños, jóvenes, adultos y gente mayor- amenizados por diversos artistas invitados, stands, bibliobus y actividades recreativas. La consigna, "Con Memoria y alegría, adelante por la vida" resumía el espíritu de aquel evento. La invitación era a conmemorar, desde el presente, los proyectos de una generación que luchó por la democracia y una sociedad más justa y amable, para compartirlo con los más jóvenes y con quienes portan la memoria y desean abrirla a los demás en un acto de amor y creatividad sin exclusiones. Una mirada al pasado para construir el futuro.
Este año queremos repetir y ampliar la experiencia. Queremos llevar la memoria al corazón de la ciudad y la ciudad al corazón de la memoria. La invitación es a ser parte de una jornada artística el día sábado 29 de marzo desde las 11 a las 21 horas, en dos lugares de Santiago.

· PLAZA BRASIL

La memoria en el corazón de la ciudad: Llevaremos el recuerdo al centro de Santiago, para llenar la memoria de nuevas miradas. Acto artístico- cultural, reunirá música, literatura y actividades para niños. Se llevará a cabo en Plaza Brasil en la Comuna de Santiago Centro a partir de las 13 y hasta las 17 horas.
Luego nos trasladamos en MicroMemorias al ex frontis del Colegio Latinoamericano de Integración.

· EX FRONTIS COLEGIO LATINOAMERICANO (Los Leones con El Vergel)

En el corazón de la memoria: Acto artístico cultural en El Vergel con Av. Los Leones desde las 18:00 horas. En este lugar, donde fueron secuestrados los Manueles presentaremos el proyecto de memorial en su homenaje, y la propuesta de declaratoria de sitio histórico de la esquina donde se les vio vivos por última vez.


El día terminará con una velatón por la memoria, aproximadamente a las 20 horas.

Esta actividad pretende llevar a la ciudadanía toda, muy especialmente a las nuevas generaciones, el recuerdo de la injusticia, pero también del aporte de seres humanos que entregaron todo por un mundo mejor. En este homenaje cabemos todos y todas, y lo haremos no desde la tristeza de la pérdida, sino desde la inspiración que nos genera el recuerdo de los Manueles y don Santiago para continuar, con esperanza, alegría y creatividad, dando ahora nuestro aporte por una sociedad más justa, equitativa y feliz. Solo así creemos que la vida le habrá ganado al exterminio.



LOS ESPERAMOS A TODAS/TODOS

Si quieres contactarte con nosotros, escríbenos a ciudadelefante@gmail.com
O navega en http://ciudadelefante.blogspot.com


PARTICIPA Y ADHIERE:
MOVIMIENTO NUEVA IZQUIERDA

www.nuevaizquierda.cl


PATROCINA Y TRANSMITE EN DIRECTO

RADIO TIERRA

26 de septiembre de 2007

Postales de mi tribu

A cuatro semanas de iniciado el viaje, uno no puede dejar de sentir algunas nostalgias. No son los lugares, ni los eventos. Son las personas. Y sin lugar a dudas, las personas de esta imagen han sido, son y serán, las más importantes. Me han acompañado siempre. Se siente su presencia a miles de kilómetros. Su cariño alimenta los momentos alegres (como el actual) y hace más llevaderos los tristes.
Es mi familia. Últimos días de 1976, principios del 77 quizá, en la parcela de Lo Cañas, lugar que de un modo u otro todos seguimos habitando desde siempre.
Mi madre, mujer maravillosa, capaz de entregar un amor absolutamente inconmensurable. Ella sufre todas mis penas... sufre también mis alegrías.
Está Cristián, mi único hermano, mi mejor hermano. Bueno como el pan, altruista como pocos, apenas comienza a hacerse notar en la barriga de mi mamá.
Y César, mi papi. Su nombre debiera aparecer como sinónimo de "bueno" en el diccionario (quizá después del nombre de mi abuelo Ramiro). Tenerlo como padre hace que uno sea
incapaz de perder alguna vez la fe en la humanidad. Ahora lejos de casa, recibo de sus hermanos todo el cariño que él siempre les prodigó, y su imagen se acrecienta.
Los tres presentes en la distancia, dejándome sentir, cada cual a su modo, el amor gigante que nos une. Ahí se los dejo.

(Por cierto, la bola de grasa que sostiene mi mamá en sus brazos soy yo. Saludos paulistas para todas y todos.)

23 de septiembre de 2007

(...)



(Au revoir Bip)
1923 - 2007

11 de septiembre de 2007

Salvador Allende, último discurso por radio Magallanes

Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

8 de septiembre de 2007

Sin Verbos II

7:30 de la mañana. De la cama a la cocina. Agua caliente, café de grano, pan tostado, huevos revueltos. Todo en la bandeja, todo para dos. Vuelta al dormitorio. Vuelta, con cuidado, junto a ti. Tú, con los ojos cerrados, en un simulacro de sueño. El beso en la mejilla, la mano sobre los cabellos dorados, el suave susurro al oído, “listo mi vida”. El lento dibujo de una sonrisa sobre el rostro, calma, franca, feliz. La bandeja entre ambos, distancia excesiva para dos amantes. Sólo un momento, el necesario para la contemplación y el alimento. Cuatro ojos ansiosos, cuatro manos inquietas. Los labios en el borde de las tazas, con la vista fija en el otro. Un mordisco al pan crujiente y las migajas sobre los pechos desnudos. Risas, gestos, guiños…

Teléfono…

7:30 de la mañana. Ojos abiertos pegados en el techo. La cama enorme y fría. El retrato sobre el velador. Soledad y ausencia.



M.T.