8 de septiembre de 2007

Sin Verbos II

7:30 de la mañana. De la cama a la cocina. Agua caliente, café de grano, pan tostado, huevos revueltos. Todo en la bandeja, todo para dos. Vuelta al dormitorio. Vuelta, con cuidado, junto a ti. Tú, con los ojos cerrados, en un simulacro de sueño. El beso en la mejilla, la mano sobre los cabellos dorados, el suave susurro al oído, “listo mi vida”. El lento dibujo de una sonrisa sobre el rostro, calma, franca, feliz. La bandeja entre ambos, distancia excesiva para dos amantes. Sólo un momento, el necesario para la contemplación y el alimento. Cuatro ojos ansiosos, cuatro manos inquietas. Los labios en el borde de las tazas, con la vista fija en el otro. Un mordisco al pan crujiente y las migajas sobre los pechos desnudos. Risas, gestos, guiños…

Teléfono…

7:30 de la mañana. Ojos abiertos pegados en el techo. La cama enorme y fría. El retrato sobre el velador. Soledad y ausencia.



M.T.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ES terriblemente humano eso de soñar y despertar con la soledad terrible del cuerpo y el alma. Soñar que estamos despiertos y vivos y descubrir que es todo una utopía.

Otra vez, muy buen dominio del lenguaje. Conciso y poético. Muy bien, ni falta ni sobra.
PITIBUCHI